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                                           UNA DECLARACIÓN DE LA FE

                                                                   QUE FORMA

                                            NUESTRA BASE DE HERMANDAD

                                 

EL FUNDAMENTO.--Que el libro que comúnmente se conoce como la Biblia, que consiste en los escritos de Moisés, de los profetas y de los apóstoles, es la única fuente de conocimiento referente a Dios y a sus propósitos existente o disponible en la tierra en la actualidad, y que estos fueron dados íntegramente por inspiración de Dios a los escritores, y, en consecuencia, están exentos de error en todas sus partes, excepto los que puedan deberse a errores de trascripción o de traducción (2 Timoteo 3:16; 1 Corintios 2:13; Hebreos 1:1; 2 Pedro 1:21; 1 Corintios 14:37; Nehemías 9:30; Juan 10:35).

 

 

 

                                                                  LA VERDAD QUE ACEPTAMOS

 

 

I.—Que el único Dios verdadero es el que se reveló a Abraham, Isaac y Jacob por medio de visitas angélicas y por visión, y a Moisés en la zarza ardiente (que no se consumía) y en el Sinaí, y que se manifestó a sí mismo en el Señor Jesucristo como la suprema Deidad auto-existente, el ÚNICO PADRE, que mora en luz inaccesible, pero que está presente en todas partes por medio de su Espíritu, el cual es una unidad con su persona en el cielo. Utilizando su propia energía inderivada, creó el cielo y la tierra, y todo lo que está en ellos. (Isaías 40:13-25; 43:10-12; 44:6-8; 45:5; 46:9, 10; Job 38, 39 y 40; Deuteronomio 6:4; Marcos 12:29-32; 1 Corintios 8:4-6; Efesios 4:6; 1 Timoteo 2:5; Nehemías 9:6; Job 26:13; Salmos 124:8; 146:6; 148:5; Isaías 40:25-27; Jeremías 10:12, 13; 27:5; 32:17-19; 51:15; Hechos 14:15; 17:24; 1 Crónicas 29:11-14; Salmos 62:11; 145:3; Isaías 26:4; 40:26; Job 9:4; 36:5; Salmos 92:5; 104:24; 147:4-5; Isaías 28:29; Romanos 16:27; 1 Timoteo 1;17; 2 Crónicas 16:9; Job 28:24; 34:21; Salmos 33:13, 14; 44:21; 94:9; 139:7-12; Proverbios 15:3; Jeremías 23:24; 32:19; Amós 9:2, 3; Hechos 17:27, 28; Salmos 123:1; 1 Reyes 8:30, 39, 43, 49; Mateo 6:9; 1 Timoteo 6:15-16; 1:17).

II.—Que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios, engendrado de la Virgen María por el Espíritu Santo, sin intervención de hombre, y después ungido en su bautismo con el mismo espíritu, sin medida (Mateo 1:23; 1 Timoteo 3:16; Hechos 2:22-24, 36; Mateo 1:18-25; Lucas 1:26-35; Gálatas 4:4; Isaías 7:14; Mateo 3:16, 17; Isaías 11:2; 42:1; 61:1; Juan 3:34; 7:16; 8:26-29; 14:10-24).

III.—Que la aparición de Jesús de Nazaret en la tierra era necesaria debido a la situación y estado a la cual había llegado la raza humana por las circunstancias relacionadas con el primer hombre (1 Corintios 15:21, 22; Romanos 5:12-19; Génesis 3:19; 2 Corintios 5:19-21).

IV—Que el primer hombre fue Adán, al cual Dios creó del polvo de la tierra como un ser viviente, o cuerpo de vida natural, "muy bueno" en género y condición, y lo puso bajo una ley en la cual la continuidad de la vida dependía de la obediencia (Génesis 2:7; 18:27; Job 4:19; 33:6; 1 Corintios 15:46-49; Génesis 2:17).

V.—Que Adán infringió esta ley, y fue considerado indigno de recibir la inmortalidad, y sentenciado a volver al polvo de donde fue sacado--una sentencia que lo contaminó y llegó a ser  una ley física de su existencia, y que fue transmitida a toda su posteridad (Génesis 3:15-19, 22, 23; 2 Corintios 1:9; Romanos 7:24; 2 Corintios 5:2-4; Romanos 7:18-23; Gálatas 5:16, 17; Romanos 6:12; 7:21; Juan 3:6; Romanos 5:12; 1Corintios 15:22; Salmos 51:5; Job 14:4).

VI.—Que Dios, en su bondad, concibió un plan de restauración que, sin dejar de lado su justa y necesaria ley acerca del pecado y la muerte, finalmente rescatara a la raza de la destrucción, y poblaría la tierra con seres inmortales sin pecado (Apocalipsis 21:4; Juan 3:16; 2 Timoteo 1:10; 1 Juan 2:25; 2 Timoteo 1:1; Tito 1:2; Romanos 3:26; Juan 1:29).

VII.—Que él inauguró este plan haciendo promesas a Adán, Abraham, y David, y posteriormente la amplió más detalladamente por medio de los profetas (Génesis 3:15; 22:18; Salmos 89:34-37; 33:5; Oseas 13:14; Isaías 25:7-9; 51:1-8; Jeremías 23:5).

VIII.—Que estas promesas hacían referencia a Jesucristo, quien había de ser levantado del linaje condenado de Abraham y David, y quien, aunque poseía la naturaleza condenada de ellos, había de obtener derecho a la resurrección por su obediencia perfecta, y, al morir, había de abrogar la ley de condenación para sí mismo y para todos los que creyeran y le obedecieran (1 Corintios 15:45; Hebreos 2:14-18; Romanos 1:3; Hebreos 5:8, 9; 1:9;   Romanos 5:19-21; Gálatas 4:4, 5; Romanos 8:3, 4; Hebreos 2: 14, 15; 9:26; Gálatas 1:4; Hebreos 7:27; 5:3-7; 2:17; Romanos 6:10; 6:9; Hechos 13:34_37; Apocalipsis 1:18; Juan 5:21, 22, 26, 27; 14:3; Apocalipsis 2:7; 3:21; Mateo 25:21; Hebreos 5:9; Marcos 16:16; Hechos 13:38, 39; Romanos 3:22; Salmos 2:6-9; Daniel 7:13, 14; Apocalipsis 11:15; Jeremías 23:5; Zacarías 14:9; Efesios 1:9, 10).

IX—Que esta misión necesitaba que Cristo fuese engendrado milagrosamente de una madre humana, capacitándolo para llevar nuestra condenación, y, al mismo tiempo, llevarla sin pecado, y, por lo tanto, uno que pudiera resucitar después de sufrir la muerte requerida por la justicia de Dios (Mateo 1:18-25; Lucas 1:26-35; Gálatas 4:4; Isaías 7:14; Romanos 1:3, 4; 8:3; 2 Corintios 5:21; Hebreos 2:14-17; 4:15).

X.—Que habiendo sido engendrado así por Dios, quien moró en él y dispuso de él por medio del Espíritu Santo, que habitó en él, Jesús fue Emanuel, Dios con nosotros, Dios manifestado en la carne; no obstante fue, durante su vida natural, de naturaleza semejante a la del hombre mortal, siendo hecho de mujer, de la casa y linaje de David, y, por lo tanto, un sufriente, en los días de su carne, de todos los efectos que surgieron por la trasgresión de Adán, incluyendo la muerte que aconteció a todos los hombres, la que él compartió al participar de la naturaleza física de ellos (Mateo 1:23; 1 Timoteo 3:16; Hebreos 2:14; Gálatas 4:4; Hebreos 2:17).

XI.—Que el mensaje que él entregó de parte de Dios a sus congéneres, los judíos, fue un llamado al arrepentimiento de toda obra mala, la afirmación de que él era Hijo de Dios y de su derecho a ser Rey de los judíos; y la proclamación de las alegres nuevas de que Dios les restauraría el reino por medio de él, y llevaría a cabo todo lo que habían escrito los profetas (Marcos 1:15; Mateo 4:17; 5:20-48; Juan 10:36; 9:35; 11:27; 19:21; 1:49; Mateo 27:11-42; Juan 10:24, 25; Mateo 19:28; 21:42, 43; 23:38, 39; 25:14-46; Lucas 4:43; 13:27-30; 19:11-27; 22:28-30; Mateo 5:17; Lucas 24:44).

XII.—Que por entregar este mensaje, los judíos y los romanos le dieron muerte; los cuales fueron, sin embargo,  tan sólo instrumentos en las manos de Dios para hacer aquello que él había determinado de antemano que se hiciera, a saber, la condenación del pecado en la carne por medio de la ofrenda del cuerpo de Jesús de una vez para siempre, como una propiciación para declarar la justicia de Dios como base para la remisión de pecados. Todos los que se acercan a Dios por medio de este crucificado, pero resucitado representante de la desobediente raza de Adán, son perdonados. Por lo tanto, por metáfora, su sangre nos limpia del pecado (Lucas 19:47; 20:1-16; Juan 11:45-53; Hechos 10:38, 39; 13:26-29; 4:27, 28; Romanos 8:3;  Hebreos 10:10; Hechos 13:38; 1 Juan 1:7; Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 Pedro 3:18; 2:24; Hebreos 9:14; 7:27; 9:26-28; Gálatas 1:4; Romanos 3:25; 15:8; Gálatas 3:21, 22; 2:21; 4:4, 5; Hebreos 9:15; Lucas 22:20; 24:26, 46, 47; Mateo 26:28).

XIII.—Que al tercer día, Dios lo levantó de entre los muertos, y lo exaltó hasta los cielos como mediador sacerdotal entre Dios y el hombre, en el proceso de juntar de entre ellos un pueblo que se salvaría por medio de la creencia y obediencia a la verdad (1 Corintios 15:4; Hechos 10:40; 13:30-37; 2:24-27).

XIV.—Que Jesucristo es un sacerdote para su propia casa únicamente, y no intercede por el mundo, o por ministros religiosos que se han abandonado a la desobediencia. Que él hace intercesión por sus hermanos descarriados, si confiesan y abandonan sus pecados (Lucas 24:51; Efesios 1:20; Hechos 5:31; 1 Timoteo 2:5; Hebreos 8:1; Hechos 15:14; 13:39; Hebreos 4:14, 15; Juan 17:9; Hebreos 10:26; 1 Juan 2:1; Proverbios 28:13).

XV.—Que él envió apóstoles a proclamar la salvación por su intermedio, como el único nombre dado bajo el cielo por el cual los hombres pueden ser salvos. (Hechos 1:8; Mateo 28:19, 20; Lucas 24:46-48; Hechos 26:16-18; 4:12).

XVI.—Que el camino para obtener esta salvación es creer en el evangelio que ellos predicaron, y tomar sobre sí el nombre y servicio de Cristo, siendo enseguida bautizados por inmersión en agua, y perseverando en la observancia de todo lo que ha mandado, no reconociendo a ninguno como  amigo suyo excepto a aquellos que hagan lo que él ha mandado (Hechos 13:48; 16:31; Marcos 16:16; Romanos 1:16; Hechos 2:38, 41; 10:47; 8:12; Gálatas 3:27-29; Romanos 6:3-5; 2:7; Mateo 28:20; Juan 15:14).

XVII.—Que el evangelio consiste en las cosas relacionadas con el "reino de Dios y el nombre de Jesucristo" (Hechos 8:12; 19:8, 10, 20; 28:30, 31).

XVIII.—Que las cosas relacionadas con el reino de Dios  son los hechos testificados referente a este reino en los escritos de los profetas y apóstoles, los cuales se definen en los doce párrafos siguientes.

XIX.—Que Dios establecerá un reino en la tierra, el cual derrocará a todos los demás, y los transformará en "el reino de nuestro Señor y de su Cristo" (Daniel 2:44; 7:13, 14; Apocalipsis 11:15; Isaías 32:1, 17; 2:2-4; 11:9, 10).

XX.—Que para este propósito Dios enviará a Jesucristo personalmente a la tierra al término del tiempo de los gentiles (Hechos 3:20, 21; Salmos 102:16, 21; 2 Timoteo 4:1; Hechos 1:9, 11; Daniel 7:13).

XXI.—Que el reino que él establecerá será el reino de Israel restaurado, en el territorio que ocupaba anteriormente, a saber, la tierra legada como una posesión perpetua a Abraham y a su simiente (el Cristo) por pacto (Miqueas 4:6-8;Amós 9:11, 15; Ezequiel 37:21, 22; Jeremías 23:3-8; Génesis 13:14-17; Hebreos 11:8, 9; Gálatas 3:16; Levítico 26:42; Miqueas 7:20).

XXII.—Que esta restauración del reino a Israel implicará el recogimiento de la escogida, aunque dispersa, nación de Dios, los judíos; su reintegración en la tierra de sus padres, cuando sea regenerada de "la desolación de muchas generaciones"; la reconstrucción de Jerusalén para que llegue a ser "el trono de Yahvéh" y la metrópoli de toda la tierra (Isaías 11:12; Jeremías 31:10; Zacarías 8:7, 8; Ezequiel 36:34, 36; Isaías 51:3; 60:15; 62:4; Jeremías 3:17; Miqueas 4:7, 8; Joel 3:17; Isaías 24:23).

XXIII.—Que el cuerpo gobernante del reino así establecido serán los hermanos de Cristo, de todas las generaciones, desarrollados por la resurrección y transformación, y constituyendo con Cristo como su cabeza, la colectiva "simiente de Abraham", en quien serán benditas todas las naciones,  y que consisten en "Abraham, Isaac, Jacob, y todos los profetas"; y  todos los de similar fidelidad de su época (Daniel 12:2; Lucas 13:28; Apocalipsis 11:18; 1 Tesalonicenses 4:15-17; Juan 5:28, 29; 6:39, 40; Lucas 14:14; Mateo 25:34, 46).

XXIV.—Que a la venida de Cristo, antes del establecimiento del reino, los responsables (a saber, aquellos que conocen la voluntad revelada de Dios, y que han sido llamados a someterse a ella), muertos y vivos--obedientes y desobedientes--serán convocados a comparecer ante su tribunal "para ser juzgados según sus obras", y cada uno "reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios 5:10; 2 Timoteo 4:1; Romanos 2:5, 6, 16; 14:10-12; 1 Corintios 4:5; Apocalipsis 11:18).

XXV.—Que los infieles serán puestos en vergüenza y condenados a "la muerte segunda", y los fieles, investidos con inmortalidad, y exaltados a reinar con Jesús como coherederos del reino , coposeedores de la tierra, y coadministradores de la autoridad de Dios entre los hombres en todo (Mateo 7:21-23; 8:12; 25:31-46; Daniel 12:2; Gálatas 1:8; 5:21; 2 Tesalonicenses 1:6-10; Hebreos 10:26-29; 2 Pedro 2:12; Apocalipsis 21:8; Malaquías 4:1; Salmos 37:27-40; Proverbios 10:24-30; 1 Corintios 15:51-55; 2 Corintios 5:1-4; Santiago 1:12; Romanos 2:7; Juan 10:28; Mateo 5:5; Salmos 37:9, 22, 29; Apocalipsis 5:9; Daniel 7:27; 1 Tesalonicenses 2:12; 2 Pedro 1:11; Apocalipsis 3:21; 2 Timoteo 2:12; Apocalipsis 5:10; Salmos 49:7-9; Lucas 22:29, 30).

XXVI.—Que el reino de Dios, así constituido, continuará por mil años, durante el cual el pecado y la muerte continuarán entre los súbditos habitantes de la tierra, aunque en un grado mucho menor que en el presente (Apocalipsis 20:1-6; 11:15; Isaías 65:20; Ezequiel 37:22, 25; 1 Corintios 15:24-28).

XXVII.—Que se establecerá una ley, la cual será enviada a las naciones para su "instrucción en justicia", lo que dará como resultado la abolición de la guerra hasta en los confines de la tierra; y "la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Yahvéh como las aguas cubren el mar" (Miqueas 4:2; Isaías 42:4; 11:1-5; 2:2-4; Habacuc 2:14).

XXVIII.--Que la misión del reino será subyugar a todos los enemigos, y finalmente a la muerte misma, dejando abierto  el camino de vida para las naciones, las que entrarán por fe, durante los mil años, y (en realidad)  a su término (1 Corintios 15:25, 26; Apocalipsis 21:4; 20:12-15; Isaías 25:6-8).

XXIX.—Que al término de los mil años habrá una resurrección general y juicio, lo que dará como resultado la extinción final de los inicuos, y la inmortalización de aquellos que hayan establecido su derecho (bajo la gracia de Dios) a la vida eterna durante los mil años (Apocalipsis 20:11-15; 1 Corintios 15:24).

XXX.—Que entonces Jesús entregará el gobierno al Padre, quien se manifestará como el "todo en todos"; el pecado y la muerte habrán sido eliminados, y la raza completamente restaurada a la amistad de la Deidad (1 Corintios 15:28).

 

 

 

                                                  DOCTRINAS QUE RECHAZAMOS

 

 

1.—Que la Biblia es la obra de inspiración sólo parcialmente; o si lo es totalmente, entonces contiene errores permitidos por la inspiración.

2.—Que Dios es tres personas.

3.—Que el Hijo de Dios es coeterno con el Padre.

4.—Que Cristo nació con una "vida libre".

5.—Que la naturaleza de Cristo era inmaculada.

6.—Que el Espíritu Santo es una persona distinta al Padre.

7.—Que el hombre tiene una alma inmortal.

8.—Que el hombre existe concientemente después de morir.

9.—Que los inicuos sufrirán tortura eterna en el infierno.

10.—Que los justos, cuando mueren, ascienden a reinos que hay más allá del firmamento.

11.—Que el diablo es un ser personal sobrenatural.

12.—Que el reino de Dios es "la iglesia".

13.—Que el evangelio consiste tan sólo en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.

14.—Que Cristo no vendrá sino hasta el término de los mil años.

15.—Que el tribunal de Cristo, cuando él venga, no es para juzgar a los santos, sino tan sólo para dividir entre ellos diferentes grados de galardón.                           

16.—Que la resurrección es sólo para los fieles.

17.—Que los muertos resucitan en un estado inmortal.

18.—Que los habitantes de las naciones del milenio son inmortales.

19.—Que la ley de Moisés es obligatoria para los creyentes en el evangelio.

20.—Que la observancia del domingo es un asunto obligatorio.

21.—Que el bautismo por aspersión a bebés es una doctrina de la Escritura.

22.—Que los idólatras, los deficientes mentales, los paganos y niños pequeñitos serán salvos.

23.—Que el hombre puede ser salvo por su moralidad o sinceridad, sin necesidad del evangelio.

24.—Que el evangelio basta para ser salvo, sin la obediencia a los mandamientos de Cristo.

25.—Que un hombre no puede creer sin poseer el Espíritu de Dios.

26.—Que los hombres están predestinados incondicionalmente a la salvación.

27.—Que no hay pecado en la carne.

28.—Que José era el padre literal de Jesús.

29.—Que la tierra será destruida.

30.—Que el bautismo no es necesario para la salvación.

31.—Que no es necesario tener conocimiento de la verdad para que el bautismo sea válido.

32.—Que se han de rechazar algunas carnes sobre el argumento de que son impuras.

33.—Que los ingleses son las diez tribus de Israel, cuya prosperidad es un cumplimiento de las promesas hechas con respecto a Efraín.

34.—Que el matrimonio con un incrédulo es lícito.

35.—Que estamos en libertad de servir de servir en el ejército, o como agente de policía, participar en política o recuperar lo que se nos debe por medio de coerción legal.

 

 

 

                                                  LOS MANDAMIENTOS DE CRISTO

                                                               

 

1.-- Ama a tus enemigos; haz bien a los que te odian (Mateo 5:44).

2.-- No resistas al malvado; si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra (Mateo 5:39, 40).

3.-- No tomes venganza, sino da lugar a la ira de Dios; y resígnate cuando seas defraudado (Romanos 12:18-19; 1 Corintios 6:7).

4.-- Si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames (Lucas 6:29, 30).

5.-- Arréglate pronto con tu adversario; más bien soporta el agravio por amor a la paz (Mateo 5:25; 1 Corintios 6:7).

6.-- No te afanes por hacerte rico; mantente dispuesto a toda buena obra, da a los que piden; ayuda al afligido (1 Timoteo 6:8; Romanos 12:13; Hebreos 13:16; Santiago 1:27).

7.-- No hagas tus obra de caridad delante de los demás; que tu mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha (Mateo 6:1-4).

8.-- No pagues a nadie mal por mal; vence al mal con el bien (Romanos 12:17-21).

9.-- Bendice a quienes te maldicen; que no salgan maldiciones de tu boca (Mateo 5:44; Romanos 12:14).

10.-- No devuelvas mal por mal, ni insulto por insulto; sino por el contrario, devuelve bendiciones (1 Pedro 3:9).

11.-- Ora por quienes te ultrajan y te afligen (Mateo 5:44).

12.-- No guardes rencor, no juzgues, no te quejes, no condenes (Santiago 5:9; Mateo 7:1).

13.-- Libérate de todo enojo , ira, amargura y de toda malicia (Efesios 4:31; 1 Pedro 2:1).

14.-- Confiésense sus faltas unos a otros (Santiago 5:16).

15.-- No te adaptes a la forma de este mundo; no ames al mundo (Romanos 12:2; 1 Juan 2:15).

16.-- Renuncia a toda impiedad y a las pasiones mundanas. Si tu mano derecha te ofende, córtatela (Tito 2:12; Mateo 5:30).

17.-- Siervos, sean fieles, incluso con malos jefes (Efesios 6:5-8).

18.-- No seas orgulloso, sino relaciónate también con los humildes (Romanos 12:16).

19.-- No debas nada a nadie (Romanos 13:7-8).

20.-- En caso de pecado (que conste o que se haya sabido), no lo comentes con otros, sino habla del asunto con el hermano trasgresor, sólo entre tú y él, a fin de que recapacite (Mateo 18:15; Gálatas 6:1).

21.-- Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón (Mateo 22:37).

22.-- Ora siempre; ora con brevedad y sencillez; ora en secreto (Lucas 18:1; Mateo 6:7).

23.-- Da gracias a Dios por todo, y reconócelo en todos tus caminos (Efesios 5:20; Proverbios 3:6).

24.-- Como quieres que los demás hagan contigo, así has tú con ellos (Mateo 7:12).

25.-- Toma a Cristo como ejemplo y sigue sus pasos (1 Pedro 2:21).

26.-- Que Cristo habite en tu corazón por fe (Efesios 3:17).

27.-- Estima a Cristo más que a todas las cosas terrenales; sí,  más que a tu propia vida (Lucas 14:26).

28.-- Confiesa a Cristo sin temor delante de los hombres (Lucas 12:8).

29.-- Cuídate, no sea que los afanes de la vida o las seducciones del placer debiliten la influencia de Cristo en tu corazón (Lucas 21:34-36; Mateo 24:44).

30.-- Ama a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:39).

31.-- No ejerzas dominio sobre nadie (Mateo 23:11).

32.-- No busques sólo tu propio bienestar, ni sólo lleves tus propias cargas, sino ten consideración también por las cargas de los demás (Filipenses 2:4; Gálatas 6:2).

33.-- Que tu luz brille delante de los hombres; aférrate a la palabra de vida;  has bien a todos los hombres según tengas la oportunidad (Mateo 5:16; Filipenses 2:16; Gálatas 6:10).

34.-- Sean irreprochables y sanos, como hijos de Dios, en medio de una generación torcida y perversa (Filipenses 2:15).

35.-- Sean amables, mansos, de buen corazón, compasivos, misericordiosos, clementes (2 Timoteo 2:24; Tito 2:2; Efesios 4:32).

36.—— Sean sobrios, serios, sinceros, prudentes (Filipenses 4:5; 1 Pedro 1:13; 5:8).

37.—— Dejando la mentira, diga cada uno la verdad a su próximo (Efesios 4:25).

38.—— Todo lo que hagas, hazlo de corazón, como quien trabaja para el Señor y no para los hombres (Colosenses 3:23).

39.—— Mantente vigilante, sé valiente, alegre, cortés y varonil (1 Corintios 16:13; Filipenses 4:4; 1 Tesalonicenses 5:6-10).

40.-- Revístete de humildad; sé paciente con todos ( Colosenses 3:12; Romanos 12:12).

41.-- Vive en paz con todos (Hebreos 12:14).

42.-- Simpatiza con las alegrías y penas de los demás (Romanos 12:15).

43.-- Adhiérete a todo lo verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre, virtuoso y digno de alabanza (Filipenses 4:8).

44.-- Abstente absolutamente de adulterio, fornicación, inmundicia, embriaguez, avaricia, ira, contención, sedición, odio, celos, jactancia, vanagloria, envidia, chistes groseros y conversaciones necias (Efesios 5:3-4).

45.-- En todo lo que hagas, considera el efecto que tu acción puede tener sobre la honra del nombre de Dios entre los hombres. Has todo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31; Colosenses 3:17).

46.-- Considérate muerto a toda forma de pecado. Ya no vivas para ti mismo, sino para el que murió por ti y fue resucitado (Romanos 6:11; 2 Corintios 5:15).

47.-- Sé fervoroso en hacer lo bueno, siempre creciendo en la obra del Señor, sin cansarte de hacer el bien (Tito 2:14; Gálatas 6:9).

48.-- No hables mal de nadie (Tito 3:2).

49.-- Que la palabra de Cristo habite en ti con toda su riqueza (Colosenses 3:16).

50.-- Que tu conversación sea siempre llena de gracia, sazonada con sal (Colosenses 3:8; 4:6).

51.-- Obedece a los gobernantes, sométete por causa del Señor a toda autoridad instituida entre los hombres (Tito 3:1).

52.-- Sé santo en toda tu manera de vivir (1 Pedro 1:15, 16).

53.-- No des ningún motivo a las críticas del adversario (1 Timoteo 5:14).                              

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