Una Queja Ignorada Originalmente publicado en la revista 'The Christadelphian' como 'Es Tiempo De Ser Honesto' NADIE que recorra el mundo eclesial, ya sea en Gran Bretaña o en cualquier otro lugar, puede dejar de observar o enterarse de una práctica entre un no insignificante número de hermanos y hermanas, la que crea una división de lealtad entre nuestra comunidad y otros lugares de adoración. La división se hace notar entre aquellos que habitualmente asisten tanto a una reunión cristadelfiana, normalmente al Partimiento del Pan, como a algún otro lugar de adoración; por ejemplo, a reuniones de los bautistas o de los evangélicos; o a una convención o campaña preparada o apoyada por grupos de iglesias. Las ecclesias cristadelfianas están tomando conciencia de que esta situación está ocurriendo y están perplejas porque no saben qué hacer, si es que hay algo que se pueda hacer. Aquellos que están participando en esta clase de actividades tal vez consideren que están ejerciendo una libertad a la cual tienen un derecho natural, y lo hacen porque creen que es para su bienestar espiritual. Quizás están convencidos de que la comunidad cristadelfiana no está proveyendo el tipo de adoración o el estímulo espiritual que ellos creen que es útil, y que la única forma de compensar esta falta es buscarla en otro lugar. Enfrentando el Problema El propósito de este artículo es pedir a todos los interesados, ecclesias y personas por igual, que enfrentemos los problemas que esto representa. Aquí no se está promoviendo una “cacería de brujas”. El enfoque que se está sugiriendo ahora es a un nivel enteramente diferente. Lo que se requiere es un auto-examen, no simplemente apuntar un dedo acusador hacia otros hermanos y hermanas. Si fracasamos en enfrentar este desafío, sufriremos un considerable daño espiritual y, quizás, un desastre. El problema es central, y no marginal. Se halla en el corazón mismo de todo aquello que tanto apreciamos. Tiene que ver con el Señor nuestro Dios, con Su Hijo el Señor Jesucristo y con la expiación por la cual somos limpiados de nuestros pecados. Es dudoso que haya un solo caso en que un hermano o hermana haya empezado a asistir habitualmente a otro lugar de adoración además de adorar dentro de las ecclesias donde no se ha producido cambios de actitud respecto a doctrina y hermandad. Tarde o temprano estos cambios de actitud se convierten en cambios de convicción acerca de la rectitud o necesidad de las doctrinas que sostienen los cristadelfianos. Estas doctrinas son la piedra angular misma sobre la cual existe nuestra comunidad. La experiencia ha mostrado que las siguientes “nuevas” doctrinas se aceptan, se toleran o se sugieren en su totalidad o en parte (y además hay otras): 1. La condición de Cristo como Hijo eterno, ya sea o no que esto se declare en términos trinitarios; 2. La personalidad del Espíritu Santo como algo aparte de la persona del Señor Dios y de su Hijo; 3. La muerte sustituta del Señor Jesucristo; 4. Un “poder de las tinieblas” que normalmente bordea la doctrina popular sobre Satanás y el Diablo, si es que no se acepta por completo. En algunos casos hay una creencia en demonios como agentes personales de un Satanás personal; 5. Una supervivencia consciente en la muerte. A menudo esto se declara en términos muy vagos. Todos admitiremos que estos son temas fundamentales y serios. No es posible ser cristadelfiano y tener estas creencias. No es posible ser cristadelfiano y dudar de las correspondientes doctrinas cristadelfianas que se contraponen a las ya enumeradas. Además, no es posible ser un verdadero evangélico si no se cree (al menos) en las doctrinas 1 y 3 recién señaladas. No puede haber tolerancia No es que otras comunidades estén preparadas para tolerar a los cristadelfianos entre ellos si los cristadelfianos insisten en declarar repetidamente lo que los cristadelfianos creen referente a Cristo. El Dr. Billy Graham escribe: “Aquellos que abandonan la verdad de Cristo por alguna desleal especulación desviacionista; sean gnósticos, mormones, ‘testigos’, cristadelfianos, cientistas cristianos, espiritualistas u otros…”. La enseñanza cristadelfiana sobre Dios y el Señor Jesucristo no es aceptable para los evangélicos y otros; en realidad, algunos de ellos declaran públicamente que el cristadelfianismo es una obra de demonios. El objetivo de este artículo no es argumentar a favor de la verdad de las doctrinas cristadelfianas; eso ya se ha hecho concienzudamente en otro lugar; en todo caso, todos profesamos aceptarlas y creerlas; sino más bien nuestro objetivo es mostrar la absoluta imposibilidad de tener un pie en ambos campos. No puede hacerse sin una seria distorsión de nuestra propia fe cristadelfiana y, correspondientemente, sin estar en desacuerdo con nuestros hermanos y hermanas. Es este inevitable conflicto de fe y de hermandad el que todos nosotros tenemos que enfrentar. No es cuestión de “no hacer nada”, ya que aquellos que están habitualmente visitando a otros lugares están, en efecto, “haciendo algo”. Las ecclesias cristadelfianas deberían estar conscientes de que simplemente permitir que esta situación continúe es un abandono de responsabilidad pastoral de parte de las personas correspondientes y del resto de nosotros. No hay duda de que hacer algo es en sí mismo una forma de compromiso y, según la experiencia de otras ecclesias cristadelfianas, siembra semillas para mayores problemas a futuro. Mientras más pronto aquellos que se vean afectados se aboquen a discusiones tranquilas, comprensivas y moderadas, manteniendo al mismo tiempo la verdad que creemos, mejor será para todos los interesados. No hacer eso significa que a la larga la ecclesia está dispuesta a comprometer la fe a la cual todos nosotros hemos dado fidelidad en Cristo. En ese camino el desastre afectará a la fe de alguien. Una Renuencia Natural Hay una renuencia natural a tomar la iniciativa en tales temas. Todos nosotros estamos en necesidad de ayuda ante Dios y no estamos ansiosos de poner en duda la fe de los demás. Sin embargo, debe recordarse que la primera iniciativa debe provenir de aquellos que deciden adorar en otro lugar al mismo tiempo que continúan asistiendo a nuestras reuniones. Si se afirma que los que hacen esto son “inofensivos” para el resto de nosotros, se debe responder que esto no es así. El daño mínimo es que se ha quitado el apoyo a algunas de nuestras reuniones. Pero la experiencia indica que las oraciones, discursos, maneras de presidir, y casi todo lo demás, tarde o temprano se ve afectado por la “otra” adoración. La razón dicta que esto es lo que suele ocurrir. O creemos que la fe que confesamos en el bautismo y que procuramos vivir en nuestra vida es fiel a la Escritura y a Dios, o no lo creemos. Para aquellos de nosotros que efectivamente lo creemos, y en honestidad todos deberíamos creerlo, ceder o transigir será desastroso para nuestra fe. Nuestra vida perdería significado. ¿Qué clase de guía estaríamos dando a nuestros hijos y a los jóvenes? Además, ¿qué clase de guía están dando dentro de la ecclesia aquellos que también intentan habitualmente adorar en otro lugar? Éstas son preguntas directas y se deben contestar de corazón y a conciencia delante de Dios a la luz de la Escritura. Pedimos a aquellos que en el presente están caminando por una doble vía que enfrenten honestamente lo que están haciendo. Éste es un ruego por una apertura ante Dios, y no es reprensión ni crueldad. La adoración en otros lugares siempre implica alguna clase de hermandad, y la hermandad, sea que tengamos o no la intención, siempre afecta a doctrinas básicas. Es este problema el que se tiene que examinar y es este desafío el que se tiene que enfrentar. Es Necesaria Una Respuesta Directa Nos gustaría pedirles a aquellos que se han involucrado en esto que respondan en su corazón delante de Dios la siguiente simple pregunta: ¿Estoy siendo honestamente un cristadelfiano en las cosas que de todo corazón creo y en la hermandad que estoy practicando? Nuestra convicción es que si contestamos sí a esa pregunta, dejaremos de asistir a otro lugar. Si no podemos contestar sí, entonces es tiempo de conversar honestamente con alguien de la ecclesia, preferiblemente con alguno de los hermanos preparadores, a fin de resolver el asunto; es de esperar que se regrese a una firme adhesión a la fe que una vez confesamos. Si las ecclesias saben que están afectadas con este problema y hasta aquí no han hecho nada al respecto, les pedimos que den a conocer exactamente cuál es la posición actual de la ecclesia con relación a nuestras doctrinas básicas y por qué; e instamos a aquellos a los cuales se les puede haber permitido adorar en otro lugar sin reparos, que declaren su propio respaldo a nuestra base de creencias y a nuestra vida y a nuestra práctica de la hermandad. Es un hecho para tener en cuenta que aquellas ecclesias que han fallado en estar a la altura de su responsabilidad ante Cristo, han sufrido considerablemente en su vida espiritual y en algunos casos finalmente se han dividido o casi han cesado completamente de existir. Por otro lado, aquellos que han considerado justo reconfirmar su convicción en la rectitud y práctica de nuestra fe, el resultado ha sido que se han hecho más fuertes. La evidencia se halla disponible en el mundo eclesial que nos rodea sin ninguna necesidad de una investigación inquisitorial. La verdad que sostenemos es gloriosa y salvadora; realiza cambios maravillosos en nuestra vida y es provechosa tanto en el presente como para siempre. A veces aquellos que adoran en otro lugar sostienen, como atenuante, que su ecclesia es “anquilosada”, “apática” y “poco servicial”. Puede haber o no verdad en tales afirmaciones. Los hermanos preparadores deberían mirar la vida en Cristo de toda la iglesia y ver qué se puede hacer para efectuar mejoras. ¿Se están enseñando las doctrinas básicas en la Escuela Dominical? ¿Estamos seguros de eso? ¿Está el Grupo de Jóvenes funcionando con imaginación, con buenas actividades y un adecuado contenido espiritual? ¿Es el programa de la Clase Bíblica útil y diseñado para apoyar la fe y vida que vivimos? ¿Están nuestros discursantes dominicales sirviéndonos bien? ¿Estamos garantizando que se están dando exhortaciones sanas y fortalecedoras? ¿Son las reuniones vespertinas, y otras ocasiones de testimonio, fuertes y estimulantes en su mensaje? Hay muchas fuentes de ayuda en nuestra vida espiritual y éstas siempre se han reducido a tres o cuatro cosas simples: Constante y devota lectura de las Escrituras; Constante y constructiva asistencia a todas nuestras reuniones; Constante y fervorosa oración a nuestro Padre celestial en el nombre de Cristo. Si se practican estas cosas en nuestro hogar y en nuestras ecclesias habrá un fuego vivo siempre ardiendo en el fogón eclesial, y mucho menos tentación para que algunos busquen abrigarse en otro lugar. por Harry Tennant (Revista ‘The Christadelphian’, octubre 1984) NOTA ADICIONAL: Desde que se escribió lo anterior, la situación dentro de los ‘cristadelfianos centrales’ se ha deteriorado considerablemente, mucho más que cuando este escritor expresó su lastimero clamor pidiendo una renovación. Los erroristas han impuesto su voluntad, porque las prevalecientes ideas de la “hermandad abierto’ que se practican en la ‘Central’ permiten que “un poco de levadura leude toda la masa”. El mayor logro de los erroristas ha sido también el más desastroso para ellos. Como se señaló en la carta ya mencionada, “la muerte substituta del Señor Jesucristo” causó mucha preocupación en las ecclesias en 1984. Por supuesto, cualquiera que esté familiarizado con la historia de esta condenable herejía sabría que empezó a perturbar a los creyentes en 1873. Como ocurre con toda herejía persistente, ésta se ha metamorfoseado varias veces, y en cada ocasión añade otra capa de astucia a su engaño. En el año 2013 esta herejía está al borde de lograr un completo dominio en la ‘Central’. Para una definición de la actual forma de este error, y también un contraste con la verdad de esta doctrina bíblica esencial, haga enlace aquí con ‘sacrificio’ y 'comités'. Añadiendo a las palabras finales del escritor ya mencionado, si se implementa la doctrina bíblica de la hermandad dentro del cuerpo de creyentes, el error quedará excluido, y la paz basada en la pureza de la doctrina será la orden del día - Proverbios 22:10. Esta es la única ecclesia reconocida en el Nuevo Testamento – Hechos 2:41-47. |